Hay libros que logran que hagamos un click mental, en mi caso "El liderazgo al estilo de los Jesuitas" de Chris Lowney, fue uno de ellos. La primera aclaración es que no es un libro religioso y tampoco responde al formato clásico de los libros sobre la gerencia que suelen utilizar los autores americanos. Esta conjunción es posible porque el autor fue primero sacerdote jesuita, después trabajo en el JP Morgan, y además ha estudiado gran parte del material actual sobre como gerenciar una empresa, pero descree de que haya fórmulas "mágicas" que puedan usarse de manera universal.
Si bien en mi país Argentina en la provincia de Córdoba hay una buena cantidad de Iglesias, Colegios, Estancias (hoy museos) y en la provincia de Misiones hay magnificas ruinas que dan cuenta del esplendor al que llegó la Compañía de Jesús, yo nunca me había puesto a pensar en la calidad de los hombres que formó San Ignacio de Loyola y las generaciones que lo sucedieron, capaces de semejantes realizaciones, hasta que leí el libro de Lowney.
Pero mejor leamos algunos párrafos del libro para entender mejor de que estamos hablando.
¿Por qué los jesuitas?
En poco más de una generación, la compañía que fundaron en 1540 diez jesuitas sin capital ni plan de negocios llegó a ser la mas influyente del mundo. Como confidentes de los monarcas europeos, del emperador Ming de la China, del shogun japonés, del emperador mogol de la India, los jesuitas podían jactarse de tener relaciones que no igualaba ninguna entidad comercial ni religiosa ni oficial. Pero movidos por una energía infatigable, no estaban tan a gusto en las cortes imperiales como a campo raso probando nuevas fronteras. Aun cuando sus viajes los llevaron a los últimos rincones del mundo entonces conocido, invariablemente exploraban toda frontera para averiguar que había más allá. Exploradores jesuitas fueron los primeros que cruzaron el Himalaya y penetraron en el Tíbet, remontaron en canoas las cabeceras del Nilo Azul y trazaron el curso del alto Misisipí.
Sus colegas en Europa dedicaron la misma fuerza de voluntad y la misma energía a crear los que llegó a ser la más extensa red de educación superior del mundo. Sin tener ninguna experiencia docente de las arreglaron para fundar treinta universidades en el curso de diez años. Para fines del siglo XVIII tenían setecientas escuelas secundarias y universidades esparcidas por los cinco continentes. Se ha calculado que los jesuitas educaban a un 20% de los europeos que seguían cursos clásicos de enseñanza superior.
Los que habían quedado en Europa y los que estaban por fuera se reforzaban mutuamente en una rica relación simbiótica. Astrónomos y matemáticos jesuitas de Roma suministraban a sus colegas de China conocimientos que les daban prestigio e influencia en aquel país como directores de la oficina astronómica, reformadores del calendario y consejeros personales del emperador. Los que estaban en remotos países pagaban con creces a sus colegas europeos permitiéndoles grabar en forma indeleble su mística corporativa como eruditos y precursores esparcidos por todo el mundo. Los jesuitas franceses obsequiaron a Luis XV con un ejemplar del primer atlas integral de China, en una edición de pastas con incrustaciones de cobre preparada por clérigos connacionales en la China a solicitud del emperador. Los sabios europeos conocieron la realidad del Asia, el África y América gracias a un millar de obras de historia natural y geografía redactadas por Jesuitas de todo el orbe.
No todas sus realizaciones fueron académicas. A pesar de que una amarga lucha religiosa dividió a protestantes y católicos en Europa durante la contrarreforma, las víctimas de las fiebres, cualquiera fuese su religión, consumían agradecidas la quinina, destilación de lo que popularmente se llamó corteza jesuita; y las gotas a base de benjuí, cuyas propiedades medicinales habían aprendido los jesuitas de las poblaciones indígenas del nuevo mundo, aliviaban a quienes padecían irritaciones en la piel.
La innovadora y mundialmente extendida Compañía de Jesús aún existe. Enana pareció en un tiempo al lado de corporaciones religiosas mucho más numerosas, pero desde hace mucho es un gigante que las supera a todas. Sus 21.000 profesionales dirigen 2.000 instituciones en más de un centenar de países. Han transcurrido más de 450 años desde su fundación. Esta longevidad es ya de por sí un notable testimonio de éxito en el darwiniano ambiente de las grandes empresas. Los jesuitas marchan inexorablemente hacia su quinto centenario; por contraste, sólo 16 de las 100 compañías más grandes que había en los Estados Unidos en 1900 subsistieron lo suficiente para celebrar un centenario.
¿Por qué han prosperado y prosperan aún los jesuitas? ¿Qué motivó su creatividad, su energía e innovación? ¿Por qué han triunfado cuando tantas otras compañías y organizaciones hace tiempo cayeron derrotadas?
Cuatro principios que fueron decisivos.
Infinitamente mas valioso que el plan, el producto y el capital de los cuales carecían los jesuitas fue el hecho de que los fundadores si tenían dedicación incondicional a un modo exclusivo de trabajar y de vivir, a una vida en la cual se integraban los principios del liderazgo, es decir, el conocimiento de sí mismos, el ingenio, el amor y el heroísmo.
Ni Loyola ni sus colegas fundadores entendían éstos como principios de liderazgo, ni los habrían considerado destrezas del mismo, tal y como usamos nosotros estos términos. Mas bien tomados en su conjunto y reforzados por la práctica de toda una vida, los tenían como un modo de proceder, una actitud integral ante la vida. Respondían a las oportunidades y las crisis, no echando mano a las tácticas de moda sino operando hoy de la misma manera que habían operado ayer y que operarían mañana, en el hogar y en el trabajo, en los éxitos y en los fracasos. El septuagenario y moribundo Schall se valió de los mismos métodos en los cuales se había servido como novicio a los 20 años en Roma. El astrónomo Clavius se beneficio en Roma de la misma disciplina del examen de conciencia que practicó el músico Antonio Sepp, en la reducción de Yapeyú. Y el mismo amor fortaleció a Antonio Vieira cuando se enfrentaba a los esclavistas en el Brasil que cuando asesoraba a jóvenes colegas jesuitas en Portugal.
No son las compañías sino las personas las que tienen conciencia de si mismas y no son las organizaciones, sino los seres humanos los que tienen amor. Liderar es una elección personal. Cualquiera que hayan sido los pasos en falso de los jesuitas, ninguno olvidó que los líderes se desarrollan uno por uno, y ninguno escatimo esfuerzos en el proceso de convertir a los jesuitas en líderes. Generación tras generación, todo novicio hacía los ejercicios espirituales, basados en la tortuosa vía que siguió el propio Loyola hacia el liderazgo personal efectivo. Loyola atrajo a algunos de los mejores talentos de Europa, no por su inteligencia superior, y sus notables realizaciones, ni con un plan atractivo de negocios - ni ningún plan, realmente. Su gran atractivo estaba en su habilidad para ayudar a los demás a hacerse líderes. Su manera de dirigir a sus compañeros fundadores sirvió de modelo para la compañía: todos tienen potencial de liderazgo y los verdaderos líderes abren ese potencial en los demás.
Repaso del heroísmo
El heroísmo inspirado en el magis anima al hombre a poner alta la mira y lo mantiene siempre dirigido hacia algo más, algo más grande. Loyola exhortaba a los novicios en Italia a "concebir grandes resoluciones y provocar deseos igualmente grandes". A otro equipo le recordaba que ninguna realización común y corriente debía satisfacer sus ambiciones de excelencia. Su teniente Nadal recorrió la Europa jesuita diciendo a los novicios que cualquiera fuera el oficio que escogieran, no se debían contentar con hacerlo a medias. El astrónomo Clavius desde su elevado puesto en el colegio Romano concebía la formación de "hombres brillantes y eminentes que se distribuyan por las diversas naciones y reinos como gemas radiantes".
Podría sonar esto como fantástica retórica de los jefes, pero los jefes creían y vivían lo que predicaban, y no solo vivían movidos por el magis y les hablaban a los novicios de él sino que les pedían considerar este ideal y dedicarse a vivirlo. Los novicios aceptaron la invitación y en todo el mundo jesuitas impulsados por el magis empezaron a creer y a actuar como si lo que estaban haciendo fuera "la empresa mas grande del mundo". Y cuando muchos miembros de un equipo piensan así, eso se convierte en realidad. Héroes movidos por el magis aportan energía, ambición y motivación al trabajo; los resultados vienen por si solos.
El heroísmo nace de una persona soñadora y pragmática a la vez. Javier fue enviado a la India, pero concibió la idea totalmente irreal de abarcar toda la Asia (totalmente irreal, salvo que los colegas que lo siguieron la realizaron). Los maestros jesuitas de escuela secundaria trabajaban dentro de un espacio mas limitado, como era el salón de clase, pero con no menos heroísmo. Ese heroísmo no se medía por la escala de las oportunidades que se les presentaban sino por la calidad de la respuesta a ellas. Los líderes heroicos no esperan hasta que llegue el gran momento: se lanzan a captar la oportunidad que esta a su alcance y extraen de ella la mayor riqueza posible. El heroísmo está en la nobleza de comprometerse con una manera de vivir que se concentra en metas mas grandes que uno mismo.
Repaso del ingenio.
El ingenio predispone a las personas no sólo para pensar de una manera original sino para vivir de una manera original. Confiados en que la mayor parte de los problemas tienen solución, hombres como Ricci y de Nobili exploraron tácticas y estrategias que trascendían la estrecha mentalidad de sus contemporáneos europeos. No sólo era que Ricci y De Nobili fueran inteligentes y buenos trabajadores sino que habían cultivado la actitud vital de la indiferencia - la falta de apegos desordenados - y el espíritu de que todo el mundo sería su casa.
El ingenio lleva a las personas a arrancar de raíz todo provincialismo, temor a lo desconocido apego a su posición o sus posiciones, prejuicios, aversión al riesgo y la actitud de que " así es como lo hemos hecho siempre". Cuando el individuo ve todo el mundo como su casa, puede echar una mirada confiada, interesada y optimista a las nuevas ideas, culturas, lugares y oportunidades. Librándose de aficiones desordenadas que podrían impedirle exponerse al riesgo o la innovación, se apresta para lanzarse imaginativamente sobre las nuevas oportunidades. Y mirando al futuro con optimismo, es mas probable que encuentre esas oportunidades y soluciones. Loyola llamaba a esto "vivir con un pie levantado".
Repaso del amor
El amor comunica el propósito y pasión al ingenio y al heroísmo. La misión de la Compañía de Jesús de ayudar a las almas es una abstracción estéril hasta que el amor la hace personal.El amor transformó la misión y la manera como los jesuitas la acometieron. El colega de Loyola Jerónimo Nadal observaba: “Nuestro padre (es decir Loyola) decía que no debíamos ayudar fríamente al prójimo o en movimiento lento. Y con ese simple dicho expresaba la finalidad de nuestra sociedad, esto es, acudir fervientemente a la salvación y el perfeccionamiento de nuestros hermanos.” El amor les daba el valor de enfrentarse a los más poderosos cortesanos de España y a toda la mentalidad social que ellos representaban: “Me dicen que su Señoría se ha disgustado porque admitamos a tantos cristianos nuevos en nuestra Compañía… La Compañía no debe ni puede excluir a nadie. No puede rechazar a ningún talento ni a ningún hombre de calidad, ya sea cristiano nuevo o noble caballero o cualquier otra cosa”.
Es fácil entender cómo un espíritu de amor puede beneficiar a una compañía dedicada a ayudar a las almas, pero el amor hace a todas las compañías más fuertes.
¿Cómo? El amor permite a una compañía acoger a todos los talentos, sin preocuparse de su religión, color, posición social o credenciales. El amor es el gozo de ver sobresalir a los miembros del equipo, “correr a toda velocidad hacia la perfección”. Y el amor es el pegante que aglutina a los individuos en equipos leales que se apoyan.
Los líderes movidos por el amor ven un mundo de seres humanos de extraordinaria dignidad, sin miedo, sin codicia, que no engañan. Viven con la premisa de que la gente da lo mejor de sí cuando trabajan para personas que ofrecen genuino apoyo y afecto.
Los primeros novicios jesuitas descubrieron el poder de señalar explícitamente sus valores: así soy yo, esto es lo que defiendo, esto es lo que quiero. Ese proceso de denominación tiene dos consecuencias. Primera, la mayoría se sorprende gratamente al comprobar cuanto es lo que ya defienden y se comprometen con más energía con sus valores por el sólo hecho de expresarlos. Segunda, con el proceso viene inevitablemente la revaluación: ¿Estoy satisfecho con esto? ¿Es esta la declaración de liderazgo que quiero hacer en el mundo? ¿Es este el legado que quiero dejar?
El conocimiento de sí mismo no es un proyecto de una sola vez. No menos importante que la evaluación inicial que uno hace de sus fortalezas, sus debilidades, valores y visión, es el hábito diario de reflexión, el examen de conciencia. Es una oportunidad de medir la vida, aspecto por aspecto, a la luz de los principios y las metas. ¿Dicté la última clase con interés amoroso por mis discípulos, o sólo mecánicamente por cumplir? ¿Apliqué hoy a mi trabajo imaginación, o me contente con sólo hacerlo por salir del paso? Ésta es una oportunidad de asegurarse de que uno permanece equilibrado en la misma línea que siguieron De Nobili y otros: aventurado pero firme en sus creencias básicas. El examen de conciencia parte del supuesto de que hasta los líderes cometen errores, de que podemos aprender de ellos y de que cada uno tiene una capacidad ilimitada de crecer y de desarrollarse.
Aunque el concepto de íntima reflexión pueda surgir la idea de aislamiento del mundo, quienes la practican debidamente encuentran que los capacita mejor para actuar en él con energía. Las tres ocasiones de rigor – “al levantarse”, “después de la comida del mediodía” y “después de la cena” – le ayudan a uno a alcanzar el estilo de vida enfocado, de recogimiento, que los primeros jesuitas llamaron simul in actione contemplativus, “contemplativo aun en la acción”. Como dijo un colega de Loyola “es increíble con que facilidad se recogía nuestro Padre en medio del ruido del mundo”. Llegar a este punto no era un truco de santidad; era el fruto de continua y paciente inversión en el examen de conciencia: la dedicación inicial a descubrir sus recursos, debilidades y metas, seguida por el hábito cotidiano de la íntima reflexión.
Gracias Cesar por esta reflexión y por la invitación a la lectura del libro de Chris Lowney. He estado leyéndolo y seguramente debo hacer una re-lectura. Fueron muchos puntos que me llamaron la atención del libro y quisiera hacer mención de uno en particular y reza así "se encuentran oportunidades de liderazgo en las oportunidades ordinarias, de la vida". Esto fue seguramente lo que sucedió en mi pais Colombia, hace unos 400 años atrás, cuando los jesuitas tuvieron viñedos en una región conocida como Duitama, pero no se creó una cultura de cultivo porque "el Rey lo prohibió so pena de muerte”, según cuenta mi gran amigo, Marco Antonio Quijano (el Marqués de Puntalarga).
ResponderEliminarVarias comunidades jesuitas trajeron y plantaron cepas de variedad Mission, con el fin de producir el vino, indispensable en las ceremonias religiosas. La traída del vino para las mencionadas ceremonias era muy costoso, pues aparte de que venía de Europa, tenía que continuar su viaje de norte a sur por el río Magdalena. Aún existen plantas de este tipo de uva que crecen silvestres en algunos lugares de Boyacá. Fue así como Marco Quijano inició su investigación, estudiando no solamente el origen de las plantas silvestres, sino también las condiciones climáticas de la zona que terminaron siendo muy similares a las que se encuentran en los viñedos más importantes de Europa. El proyecto de Quijano fue pionero en el mundo en la investigación del cultivo de estas clases de uvas en la altura. 5 años después, salió al mercado la primera botella de vino de la cepa riesling hecho en Colombia, convirtiéndose en la primero de una gran variedad de vinos que han sido premiados en Europa y Canadá por su calidad durante los últimos 20 años. Así pues que se cumple con el criterio de que "las oportunidades de liderazgo se pueden descubrir en las oportunidades ordinarias de la vida".
Gustavo:
EliminarMuchas gracias por tomarte el tiempo de escribir un comentario, que además incluye datos muy interesantes que yo desconocía, sobre las posibilidades del vino en Colombia que comenzaron los jesuitas.
Tenes toda la razón, en cuanto a que el libro de Lowney tiene muchos otros aspectos interesantes: los ejercicios espirituales (como una forma de auto conocimiento), el magis (la voz latina que usaban para pensar siempre en más, más grande, más elevado, más importante), que los líderes se forman uno a uno, etc.
Por razones mas que nada de tiempo, traté de poner algunos aspectos importantes que llevarán a los lectores a seguir buscando por ellos mismos, aunque en tu caso esta claro que esa búsqueda hace tiempo que esta en marcha.
Cordiales saludos.
2 de las instituciones que son milenarias, son la iglesia y el ejército. Estudiarlos para ver como desarrollan a sus integrantes, es la única manera de entender como funcionan las organizaciones y los hombres que las integran. Muy bueno el aporte!!
ResponderEliminarDaniel:
EliminarEs un gusto estar en contacto con vos a través del blog, y saber que la entrada te resulto interesante.
Los logros de la Compañía de Jesús fueron sobresalientes, y como es obvio no podían ser fruto del azar, se desprende claramente del libro de Lowney, que San Ignacio formaba a los novicios uno a uno y que lo hacía de forma metódica, partiendo de que rigurosamente ingresaban solo los mejores hombres a la Compañía.
Al publicar la entrada, yo quería reflexionar sobre el hecho de que hoy existen una gran cantidad de libros con recetas mágicas, pero hay verdades antiguas que siguen siendo valiosas y que nadie puede obviarlas si quiere tener éxito en su trabajo.
Un abrazo.
Que maravilla las conversaciones a este foro.
ResponderEliminarRealmente a grandes maestros de la humanidad que no han ido a jarvar y que por amor y pasión que le coloan a lo que hacen y su compromiso con servir a los demás , los hace los mejores libros
He comprendido que:
1. Tener un reperente del ser es clave: Para mi el estilo de liderazgo de Jesús
2.Gestionar desde lo bello que cada uno tiene y acptando sus limitaciones, es más facil la vida
3.Cuando el amor por lo que haces lo disfrutan los demás eso es servicio
Nota: Me llamó fuertemente lo que amor puede hacer , para complementarlo les sugiero se lean en las sagradas escrituras la siguiente cita: 1a de Corintios Cap 13. " EL AMOR"
Hay cosas fácilies en la vida que pueden ayudar mucho a resolver lo complejo de este mundo, como el contenido de este foro y que nos invita a mirar la vida de una forma diferente.
Gracias. Cesar